Para citar este artículo:
Pallarés, S., Azócar, F., Torregrosa, M., Selva, C., y Ramis, Y. (2011). Modelos de trayectoria deportiva en waterpolo y su implicación en la transición hacia una carrera profesional alternativa. Revista Cultura Ciencia y Deporte, 6, 81-156.
Resumen
El objetivo de este estudio es analizar, a partir de un enfoque cualitativo, el proceso de transición de los deportistas de elite desde el deporte de alto nivel a una carrera profesional alternativa. A partir de un deporte especialmente heterogéneo en cuanto a dedicación y retribuciones como es el caso del waterpolo, se llevaron a cabo 20 entrevistas semiestructuradas con jugadores y jugadoras de división de honor buscando la saturación de información en cuanto al género (10 hombres y 10 mujeres) y momento de la carrera (10 en activo y 10 retirados). El análisis de contenido basado en la planificación de la carrera, la conciliación de los ámbitos psicosocial, deportivo y académico-vocacional, y la toma de decisiones en la retirada que si bien la iniciación en el deporte era similar en todos los casos, una vez comenzaba la etapa competitiva, surgían tres modelos distintos de trayectoria: el lineal, en el que el deporte se considera dedicación exclusiva; el convergente, en el que el deporte es prioritario pero se compatibiliza con una formación alternativa; y el paralelo, en el que deporte y formación superior reciben la misma priorización. Estos modelos de trayectoria implican diferencias respecto del grado de autonomía para decidir la retirada, el nivel de planificación de la carrera, el tipo de identidad deportiva y la percepción de disponibilidad de para afrontar la transición hacia una vida laboral alternativa.
PALABRAS CLAVE: Retirada, deporte, planificación, adaptación.
Abstract
The aim of this research is to analyze, using a qualitative perspective, the transitional process of elite athletes from a high-level competition to an alternative professional career. Focusing on an heterogeneous sport such as water-polo, we conducted 20 semi-structured interviews with Spanish División de Honor players seeking for gender (10 men and 10 women) and career stage (10 current and 10 former athletes). The content analysis based on career planning, compatibilization of the sport and the academic-professional domains and decision making before the drop-out revealed that although sport initiation was similar in all cases, once the competitive stage begins three different career models emerge: linear, in which sports is considered the exclusive dedication; convergent, in which sports is priorized still, but compatibilized with an alternative training; and parallel in which sport and higher education are equally priorized. This career models imply differences according to perceived autonomy concerning the decision to drop-out, career planning, athletic identity, and perceived availability of resources to cope with an alternative professional occupation.
KEYWORDS: Drop-out, Sports, Planning, Adaptation
Modelos de Trayectoria Deportiva en Waterpolo y su Implicación en la Transición hacia una Carrera Profesional Alternativa.
El paso del deportista por la alta competición puede ser analizado desde diferentes perspectivas. Bruner, Erickson, Wilson, y Côté, (2010) en una de las revisiones más recientes de la literatura en carrera deportiva han señalado que los estudios más citados en este tema, se agrupan en dos corrientes, por un lado, aquellos que se centran en el talento o la experticia y por otro lado aquellos orientados a las transiciones que se presentan durante el proceso de carrera deportiva. La transición fue definida por Schlossberg (1981) como “un evento o no-evento que lleva a un cambio en los supuestos sobre uno mismo y el mundo, lo cual requiere un cambio correspondiente en sus comportamientos y relaciones” (p. 5). A su vez, Stambulova (2000) agrega que el deportista vive, a lo largo de su carrera, transiciones normativas y no-normativas. Afirma que las transiciones normativas son aquellas por las cuales todo deportista de elite pasará en algún momento, como por ejemplo, el inicio en las competiciones o la retirada del alto rendimiento; y las transiciones no-normativas, por las cuales no todos los deportistas pasarán y que son menos predecibles, como por ejemplo: una lesión importante o la no-convocatoria a una selección. Algunos autores señalan que el asesoramiento es clave para el desarrollo de los deportistas (e.g., Balagué, 1999; Lavallee, 2005) ya que facilita la adaptación y el ajuste ante las demandas presentes durante su desarrollo deportivo y personal (Stambulova, 2009; Torregrosa, Sánchez, y Cruz, 2004; Wylleman y Lavalle, 2004).
Relacionado con los estudios en transiciones normativas Wylleman y Lavallee (2004), proponen un modelo de desarrollo que permite ver al deportista de manera holística, identificando cuatro niveles independientes que muestran diferentes esferas de la vida del deportista: el nivel deportivo, personal, psicosocial y académico-vocacional. El nivel deportivo describe las etapas que se presentan desde el inicio en la vida deportiva, pasando por la etapa competitiva y finalizando en la retirada del deporte. El nivel personal o psicológico describe las experiencias que se dan a lo largo del desarrollo individual durante la infancia, la adolescencia hasta llegar a la edad adulta, incluye, entre otros aspectos, las motivaciones y expectativas que se presentan en cada etapa, el rol desempeñado y el grado de responsabilidad involucrado. El nivel psicosocial señala las personas del entorno de los deportistas que han sido importantes en cada etapa de su vida personal y deportiva como los padres, hermanos, compañeros, entrenadores o pareja. Y por último, el nivel académico-vocacional muestra las experiencias del ámbito académico: colegio, instituto, universidad, etcétera, o de inclusión en el ámbito laboral. Estos niveles deben ser considerados en el momento de describir la carrera deportiva ya que dan una visión más global de las etapas y transiciones que el deportista debe enfrentar y conciliar a lo largo de su vida. Así también lo señalan Torregrosa, Sánchez, y Cruz (2004) al remarcar que este modelo considera al deportista de manera multidimensional y plantean la necesidad de ver al deportista de elite como una persona que puede necesitar asesoramiento, no sólo para obtener rendimiento, sino además como alguien que requiere de un acompañamiento en áreas donde se refuerce su desarrollo, como por ejemplo a nivel académico o vocacional. Siguiendo esta idea, Stambulova (2009) muestra la necesidad de adaptación en cada etapa de la transición y afirma que un ajuste adecuado facilita una transición exitosa y que, por el contrario, una adaptación inefectiva implicará una crisis en la transición, incluyendo algunas consecuencias negativas en la vida de los deportistas, siendo necesaria la intervención de un profesional que le asista en este momento.
Según algunos estudios (e.g., González y Bedoya, 2008; Gordon y Lavalle, 2005; Lavalle, 2000), los modelos de transición más utilizados son aquellos que explican, por una parte las demandas a las que los deportistas deben adaptarse para tener éxito; y por otra, el ajuste que éstos deben realizar una vez que se retiran del deporte (e.g., Sinclair y Orlick, 1993; Stambulova, Alfermann, Statler, y Côté, 2009). En este sentido, Alfermann y Stambulova (2007) y Stambulova et al., han revisado numerosos estudios sobre retirada de carrera deportiva y han señalado cuatro determinantes claves que condicionan la calidad de la adaptación durante esta transición: (1) la libertad de decisión, (2) una planificación para la poscarrera, (3) el tipo de identidad deportiva que se tiene, y (4) los recursos personales y sociales de apoyo durante este momento. La libertad de decisión ante la retirada indica si la decisión ha sido voluntaria o involuntaria. Alfermann (2000) señala que aquellos deportistas que tienen más libertad para decidir sobre el final de sus carreras presentan más emociones positivas de alivio o disfrute y sólo algunas emociones negativas como tristeza y decepción, a diferencia de aquellos que se ven forzados a retirarse, por ejemplo, a raíz de una lesión, en cuyo caso se experimentan altos índices de estrés y más dificultad en el proceso de adaptación. La existencia de una planificación para la post-carrera permite una transición más corta y fluida hacia la vida personal y el mercado laboral fuera del deporte, experimentando más emociones satisfactorias (Alfermann, Stambulova, y Zemaityte, 2004; Torregrosa, Boixadós, Valiente, y Cruz, 2004). Según Torregrosa, Sánchez y Cruz (2004) un asesoramiento vocacional individualizado podría ser útil a deportistas olímpicos al momento de planificar mejor su carrera ya que algunos de ellos terminan abandonando sus estudios. La identidad deportiva está marcada por la imagen que el sujeto tiene de sí mismo a partir del vínculo que ha establecido con su deporte y la importancia que tiene esta dimensión sobre las demás áreas de su vida (Lally, 2007). Así también, Brewer, Van Raalte, y Petitpas (2000) señalan que una fuerte identidad deportiva ayuda a los deportistas al momento de seguir una carrera, estimulando una participación activa hacia el deporte, sin embargo, si se mantiene esta fuerte identidad en la última etapa de la carrera, éstos están menos dispuestos a dejar el deporte, experimentando más emociones negativas que dificultan el proceso de transición. Los recursos personales como por ejemplo, el nivel de educación o los objetivos propuestos para la poscarrera, así como también los recursos sociales que brinden apoyo en este momento, como la familia o los servicios de ayuda en esta nueva etapa de vida, pueden ayudar a una adaptación más saludable durante el proceso de finalización de la etapa deportiva-competitiva.
Al revisar la bibliografía existente en transiciones durante el proceso de retirada, hemos visto que la mayoría de ellos han hecho aportaciones a partir de investigaciones con una visión retrospectiva (e.g., Alfermann, Stambulova, y Zemaityte, 2004; Lavallee, 2005; Stambulova, 2000; Stephan, Torregrosa, y Sánchez, 2007; Warriner y Lavallee, 2008), sin embargo, este tipo de estudios presentan limitaciones debido a las omisiones propias de la memoria selectiva (Kerr y Dacyshyn, 2000; Squire, 1989). Así también son muchos menos los estudios donde se haya considerado una visión prospectiva del proceso de transición en carrera deportiva (i.e., Fernández, Stephan, y Fouquereau, 2006; Lally, 2007; North y Lavallee, 2004; Torregrosa, Boixadós, Valiente, y Cruz, 2004), y prácticamente inexsitentes los que han combinado la visión prospectiva y retrospectiva a la vez.
Teniendo en cuenta un deporte como el waterpolo en donde se mezclan distintas realidades a partir del género, las fichas que se cobran o la experiencia en la élite competitiva que tienen estos jugadores y jugadoras planteamos este estudio a través de dos objetivos. Primero, explorar la trayectoria deportiva de waterpolistas de nivel profesional y conocer sus impresiones desde una visión tanto prospectiva como retrospectiva, y segundo, describir sus procesos de transición hacia la retirada deportiva a partir de los cuatro determinantes propuestos por Stambulova, Alfermann, Statler, y Côté (2009).
Método
Participantes
En el estudio participaron 20 jugadores provenientes de cuatro clubes de waterpolo que compiten en la división de honor española (femenino y masculino), con edades comprendidas entre los 18 y 35 años. Cinco hombres y siete mujeres han sido jugadores de la selección española de waterpolo, con experiencias en mundiales (dos de ellos han sido campeones olímpicos). En el grupo además participaron dos extranjeros que aún están activos, un jugador serbio y una jugadora francesa. Se ha utilizado un sistema de muestreo en cadena o por bola de nieve con el fin de lograr la saturación de información en dos variables: a) género –mujeres (n=10) vs. hombres (n=10)-, y b) visión –prospectiva de los deportistas en activo (n=10) vs. la visión retrospectiva de los deportistas ya retirados (n=10).
Instrumentos
La recolección de datos se realizó mediante una entrevista semiestructurada para la cual se elaboró un primer guión que abarcaba aspectos centrales de la carrera deportiva de los participantes y que consideraba los cuatros niveles del modelo de transiciones de Wylleman y Lavallee (2004). De esta forma se organizaron cuatro apartados en el guión: a) Descripción de la carrera deportiva, que comprendía temas como las motivaciones durante el inicio, la compatibilización de roles y espacios (profesional-deportivo-personal) durante el desarrollo de la carrera, así como algunos aspectos del futuro deportivo, indagando acerca del nivel de planificación; b) Toma de decisiones durante la retirada, profundizando en las causas que propiciaron el final de la carrera. En esta línea se preguntó por aquellas variables que favorecían u obstaculizaban la inserción laboral; c) Descripción de la situación actual (laboral o académica), al señalar aspectos que indicaran la planificación a medio y largo plazo en su desarrollo profesional, personal y deportivo; y d) El papel de la administración y los clubes deportivos durante la trayectoria deportiva, indicando el rol que juegan en la compatibilización de la carrera deportiva y profesional.
A raíz de la primera entrevista, se modificó el guión y se incluyó un quinto apartado que hiciera referencia a los diferentes agentes sociales que influyen en la carrera profesional: Apoyo social de estos antes, durante y después de la carrera, señalando el tipo de acompañamiento que realizan y las personas implicadas durante el proceso. El guión definitivo se encuentra a disposición de quién lo requiera al autor de correspondencia.
Procedimiento
Así cómo se ha hecho en estudios similares (Finn y McKenna, 2010), se contactó a los deportistas a través del club, se les informó sobre el objetivo y procedimiento general del estudio, y luego se acordó el lugar en el que se realizaría la entrevista. Este debía ser un ambiente poco ruidoso y tranquilo. Las dos primeras entrevistas (a un hombre y a una mujer) fueron realizadas por dos entrevistadores expertos de diferente género, quienes han participado en diferentes investigaciones cualitativas en los últimos 10 años. Estas primeras entrevistas sirvieron para determinar el protocolo a utilizar en el resto del estudio en donde los expertos evaluaron indistintamente a hombres y mujeres con el fín de evitar sesgos de género. Las entrevistas duraron entre 50 y 75 minutos. Siguiendo otros estudios cualitativos con deportistas profesionales (Douglas y Carless, 2009; Sáenz-López, Jiménez, Giménez, e Ibáñez, 2007), cada entrevista fue grabada y transcrita (verbatim). Las transcripciones se editaron de acuerdo a las normas propuestas por Jefferson (1984), y cada jornada constaba de tres horas seguidas de trabajo con intervalos de 30 minutos de descansos para evitar errores.
Análisis de datos
Basándonos en la propuesta de análisis de contenido de Patton (2002) para encontrar temas y patrones comunes en las entrevistas, y combinando la aproximación inductiva con la aproximación deductiva, tal y como han hecho en psicología del deporte otros investigadores (e.g., Edwards, Hardy, Kingston, y Gould, 2002), el análisis de los datos se desarrolló de la siguiente manera. Primero, comprobamos las 20 transcripciones realizadas. Segundo, hicimos una lectura atenta y exhaustiva para hacernos con el contenido. Tercero, registramos las ideas, impresiones y reflexiones generales que el contenido de las entrevistas suscitaba. Cuarto, realizamos una lectura detallada para cada uno de los objetivos del estudio, para lo cual fragmentamos el contenido en bloques que hacían referencia a las variables presentes durante la trayectoria deportiva teniendo en cuenta el el tipo de conciliación y planificación que se hacía en el espacio deportivo, personal, laboral y académico (ver Tabla 1). Además se realizó una descripción de la fase de retirada, considerando el papel de las administraciones y los agentes sociales en las diferentes fases. Quinto, todo el análisis anterior fue analizado también por cuatro especialistas (con experiencia en el análisis cualitativo con participación en varios proyectos de I+D) para contrastar las interpretaciones de los datos. Finalmente se llegó a la discusión y al consenso de los resultados obtenidos a través de la aproximación de Creswell (1994) que incluyó la retroalimentación de los resultados obtenidos por todo el equipo.
Resultados
Los resultados del análisis de contenido se presentan en dos apartados que responden al objetivo de explorar la trayectoria deportiva en el waterpolo. En el primero se describe la etapa inicial de los waterpolistas como eje central a los modelos de trayectoria, y en el segundo se describen las categorías que han emergido al analizar la carrera profesional de estos deportistas a partir de tres modelos: lineal, convergente y paralelo. Finalmente, a partir de cada modelo de trayectoria, describiremos la transición desde el deporte hacia una vida laboral alternativa considerando los cuatro determinantes más importantes: la libertad de decisión ante la retirada, el grado de planificación, el tipo de identidad deportiva y los recursos personales y sociales (Alfermann y Stambulova, 2007; Stambulova, Alfermann, Statler, y Côté, 2009).
a) Descripción de la primera etapa en la carrera deportiva del waterpolista.
Situándonos en el inicio de las trayectorias deportivas podemos ver que en esta primera etapa de contacto con el deporte, son los padres, los que tienen un papel relevante, en términos de apoyo y asesoramiento a los deportistas en el inicio de sus carreras. Son ellos los que transmiten valores orientados a destacar la importancia de la formación y el esfuerzo necesario para compaginar la práctica deportiva con los estudios. En las entrevistas este apoyo era relatado de la siguiente manera, “supongo que en casa te lo habían inculcado siempre, que el deporte estaba muy bien, pero lo que valía eran los estudios, siempre lo había tenido claro”. Ese comportamiento, por parte de los padres estará presente de diferente manera en los modelos de trayectoria que seguirán posteriormente los deportistas.
En esta etapa inicial, los deportistas concilian sus estudios de primaria con la práctica deportiva sin ninguna dificultad, normalmente los horarios de entreno y exigencia no modifican considerablemente su vida social-personal. Sin embargo, es en la siguiente etapa del desarrollo deportivo (cuando empiezan en competiciones de más alto nivel) donde encontramos diferencias en la manera de reconciliarla con la vida académico/vocacional. Es en este momento cuando los centros de alto rendimiento y las escuelas que adaptan su curriculum académico a la práctica deportiva (e.g., escuela Santa Clara del Club Natació Sabadell) adquieren un papel importante. Los deportistas lo comentaban de la siguiente manera: “me dieron facilidades en el cub…y entré ya en el instituto este de Santa Clara, y pude compatibilizar”, o “estabamos en el CAR exigían entrenar por la tarde, y estudiar en otro horario”. Esta flexibilidad en dichas instituciones favorece la adaptación y conciliación de los estudios y la práctica del deporte ya que permite que los deportistas tengan la tranquilidad de saber que no perderán posibilidades de exámenes, ni aprendizajes por concentraciones y competiciones.
Al finalizar la etapa de iniciación deportiva, el adolescente empieza a seguir un modelo diferente de trayectoria, en el que los espacios de desarrollo deportivo y socio-laboral toman un cariz distinto. Los deportistas comienzan a priorizar sus espacios de diferente manera, a partir de las demandas de entrenamiento y competición que tengan, tomarán diferentes decisiones lo cual les enmarcará en un modelo de trayectoria que acarrea algunas pautas de acción durante la carrera deportiva. En este sentido hemos diferenciado tres modelos de trayectoria seguidos por los deportistas: lineal, convergente y paralelo, en función de la importancia que adquieren los espacios y las demás variables priorizadas por los waterpolistas durante su trayectoria deportiva.
b) Presentación de los modelos de trayectoria.
Como se puede observar en la Tabla 1, a partir del análisis de contenido emergieron 26 categorías de primer-orden, cuatro categorías de segundo-orden y por último tres categorías generales. Cada una de estas categorías generales dieron origen a tres modelos de trayectoria, el lineal, el convergente y el paralelo, lo cuales presentan aspectos diferenciadores en variables como la conciliación de los espacios, la planificación de la carrera deportiva, la vida vocacional o laboral y la forma de percibir la retirada desde la elite deportiva.
- Modelo Lineal de carrera deportiva:
En este tipo de trayectoria el deportista declara que jugar a waterpolo es un trabajo, por lo que no requiere compatibilizarse con otro espacio. Para ellos ser profesional significa que el deporte es la primera opción, su identidad personal está directamente relacionada con su actividad y el resto de espacios quedan subdelegados a ello. Las fichas económicas que reciben de los clubs, más las becas de las federaciones, afianza aún más, este significado de trabajo. Los deportistas de este modelo comentaban: “en el momento que yo vi que empezaba a cobrar en el primer equipo y que iba a entrenar a las once de la mañana, lo dejé todo…”, “yo me considero que he sido profesional porque me he dedicado exclusivamente a esto”, “yo no tenía tiempo de hacer prácticas de los estudios porque iba a entrenar cada día y cobraba por ello”,”a mi me tiraba más el waterpolo, la vida del estudiante me gustaba pero por una cosa u otra la fui abandonando poco a poco y me decanté más por la deportiva…sigo en el waterpolo y estoy viviendo de ello.” Mayoritariamente son los jugadores quienes se posicionan en este tipo de trayectoria, aunque el dinero que se destina al waterpolo femenino en otros países sugiere que algunas chicas podrían apostar por este tipo de trayectoria en un futuro cercano.
En este tipo de trayectoria se descuida la preparación para cuando se termine la carrera deportiva (trabajo 1: waterpolo) y se empiece una inserción en el ámbito laboral (el trabajo 2). La fase de transición se percibe más abrupta, según las opiniones de los entrevistados, aquellos que no se han preparado por ellos mismos tampoco encuentran ayuda ni complicidad por parte de los clubes, federaciones, etc., para favorecer la entrada a otro mercado laboral, algunos comentaban, “ya te digo, a mi no me han preguntado nunca, desde la selección, ni directivos, ni entrenadores, qué estás haciendo?”, “cuando un deportista acaba su carrera empieza tu segunda vida… te puedo hablar de experiencias de otros compañeros, cambian hábitos, cambian forma de vivir, cambia todo, cambia el pensamiento, es como volver a nacer… y claro, supongo que eso es un choque para todos, a nivel económico, a nivel de pareja, a nivel de familia… creo que hay gente que lo puede solucionar y otros…”.
En este sentido existe un antes y un después de la práctica deportiva “Cuando termine el waterpolo empieza mi nueva vida” .
Si nos situamos en la especificidad de la fase de retirada, observamos que en este modelo la retirada no es voluntaria, son factores externos al deportista los que tienen un peso importante en la toma de decisión. Es decir, nos encontramos con jugadores que dilatan al máximo en el tiempo su carrera, a veces con lesiones o con resultados no tan exitosos, por no tener una alternativa laboral clara, no existiendo una planificación para esa retirada. Un deportista comentaba: “te encuentras con 32 años 33, y es muy bonito vivir del deporte, pero cuando se acaba, se acaba…no tienes nada, tienes una mano delante y la otra detrás y… no sabes qué hacer.”, o “… hasta que pueda tener un rendimiento óptimo seguiré, hasta que el cuerpo aguante.”
-Desarrollo de la carrera deportiva: Modelo Convergente
En este segundo modelo el deportista se considera también profesional del waterpolo, el deporte es la primera opción, y se buscan trabajos extras que se puedan compatibilizar con la práctica deportiva, siempre y cuando se ajusten (no se puede vivir sólo de la ficha deportiva) a horarios de entreno y competiciones. Una jugadora comentaba, “trabajo de monitora de natación, yo se que este trabajo no es el trabajo de mi vida, lo estoy haciendo porque si en otro trabajo si les digo que marcho cuatro días o un mes con la selección, me van a decir, no vuelvas, en cambio en el club me dan esas facilidades, no tengo aquí ningún problema para decirles, me marcho una semana”; u otro deportista, “yo soy un tío que toda la vida ha estado vinculado al club, he hecho cursillos, he trabajado en el bar, he ido a hacer de socorrista, he estado en el campus de waterpolo… es lo que se llama un hombre de club… en un futuro deseo quedarme en el club.”
Normalmente, no siguen estudios superiores, ni en ámbito universitario ni en formación profesional. En la escala de prioridades el espacio deportivo es lo primero. En este modelo los clubs adquieren un papel importante, son ellos los que facilitan puestos de trabajo, dando más facilidades a los deportistas para concentraciones y competiciones. Los deportistas que trabajan en un club, verbalizan sentirse parte importante de estos, pasando a identificarse con sus valores, “no sé pasar un día sin venir al club”, “para mi el club es mi segunda casa”. Las fichas deportivas de los jugadores contemplan una parte como jugador y otra como trabajador. Se relataba, “podemos decir que tengo un sueldo en general, y mis funciones son jugar y llevar un equipo, colaborar y estar por la tarde en la piscina para lo que se necesite… no tengo un sueldo muy marcado, tanto de jugador, tanto de entrenador”. La mayoría de estos deportistas vinculan su retirada al propio club, es decir, orientados a buscar un trabajo a jornada completa en puestos de técnico deportivo, entrenador, etc. Nos decían, “para un futuro profesional a largo plazo, buscar algo de entrenador o ligado a preparación física de jugadores, algo encaminado con el deporte… ligado al deporte sobre todo.” En este modelo la transición al mundo laboral no se percibe tan brusca como en el modelo lineal. Como hemos comentado, los deportistas ya están insertados en él, y no existe la misma sensación de vacío y soledad que señalan los deportistas que siguen un tipo de trayectoria lineal y que expresa algún jugador con este tipo de trayectoria: “Después del waterpolo, ¿qué?” Estaríamos frente a una retirada semi-voluntaria en la que el deportista participa en la toma de decisión al respecto, “…voy haciendo cosas, estoy buscando un futuro encaminado profesionalmente al deporte, voy a hacer un curso.” Para ellos seguir con la carrera deportiva sigue siendo prioritario, sin embargo se consideran otras opciones a nivel vocacional o laboral. Algunos de los jugadores y jugadoras optan por hacer algún curso de formación, no universitario que les facilite el trabajar en esos momentos. En este sentido se observa una semi-planificación de su retirada.
Encontramos que son los jugadores quienes se posicionan en este tipo de trayectoria, los que no se encuentran en la elite de los clubes a nivel económico y/o no acuden asiduamente a las convocatorias de la selección nacional. En este tipo de trayectoria convergente también se encuentra alguna jugadora, como es el caso de las extranjeras o aquellas que están en la selección nacional absoluta (a diferencia de lo que sucede con los chicos).
-Desarrollo de la carrera deportiva: Modelo Paralela
En este tipo de trayectoria el deportista compatibiliza la formación superior con la práctica deportiva. Los estudios realizados son de tipo universitario: licenciaturas o diplomaturas. La finalización de estos estudios, muchas veces, se dilata en el tiempo debido a la compatibilización con la trayectoria deportiva. Así comentaba una jugadora el tema: “yo como tenía muy claro, mmm, que igualmente iba a acabar la carrera, una vez ya habiendo empezado, me da igual que se atrasase un año más; ¿no? Yo lo tenía clarísimo, entonces, pensaba: ¿Puedo ir ahora a un Campeonato de Europa? Más tarde no podré ir, pues, voy ahora. ¿No? El examen lo puedo aprobar ahora o lo puedo aprobar el año que viene, siempre y cuando teniendo claro, que acababa la carrera”. Posteriormente, cuando se produce el tránsito al mundo laboral, los deportistas trabajan en ámbitos laborales relacionados con lo estudiado.
En la vida del deportista, el elemento clave es la conciliación. Los espacios deportivo, vocacional-laboral y de desarrollo están en continuo equilibrio. Aparece una toma de decisión permanente sobre dichos espacios, en el que el deportista va priorizando en función de los objetivos del momento: “…podía vivir del deporte, me habían hecho ofertas para ir a jugar a Grecia y a Italia, y había dicho siempre que no… porque yo siempre había tenido claro que el deporte comienza y acaba, por muchos años que puedas vivir del deporte… yo siempre he continuado con los estudios, porque después, por mucho que hayas sido campeona, la gente no te dará trabajo por ello”, o “…es que siempre he tenido claro que quería seguir estudiando”.
Este proceso requiere esfuerzo y muchas horas de dedicación. Los deportistas buscan formas y recursos para poder compatibilizar y van desarrollando determinadas competencias que les ayuden a ello. “Y ... me acuerdo que de nueve a once siempre iba a clase, y ... de once a una a lo mejor iba hasta a las doce, y a las doce me iba la biblioteca, ya conseguía por mi cuenta apuntes y ... bibliografía, libros, etc., y me iba a la biblioteca, lo preparaba, y a las ... a lo mejor a las ... doce, doce y media, una, la última hora no solía hacerla, excepto cuando era a lo mejor pues clases que tenías que asistir obligatoriamente porque era importante o lo requería a lo mejor la materia o aquella clase en concreto pero yo faltaba, me lo preparaba en casa y ya me iba a entrenar para estar a la una del mediodía, tenía que sacrificar la última hora, pero bueno...”, “yo lo tenia todo organizado”. Tanto ellos como ellas destacan que sus competencias de organización del tiempo, planificación y sacrificio les ayudan a poder conciliar todos los espacios. Cabe decir, que cuando se produce un desequilibrio que afectará a la vida personal-académica del deportista de una forma significativa ya no se prioriza siempre el espacio deportivo. En esta línea de análisis el comentario realizado por una joven waterpolista respecto a una veterana es muy significativo, “cuando yo empecé a jugar...yo era muy pequeñita y entonces todas para mi eran como muy grandes de edad...pues había un a mujer, una chica que estaba ya casada, después tuvo un niño, no era grande...para mi era como un ídolo, ¿no?, porque jugaba, trabajaba en una farmacia, tuvo una niña, hizo ese parón, volvió y jugaba como si no hubiese pasado nada. Y tuvo otro....y después, ya lo dejó”. También, en la misma línea, destacamos el comentario realizado por un jugador: “yo por ejemplo ya decidí aceptar el trabajo y ya vi que se me acababa la selección…fue una elección que tomé…”.
En este tipo de trayectoria, los deportistas que trabajan apuntan la suerte de haber contado con trabajos con horarios flexibles, o empresas sensibles con la práctica del deporte que les han facilitado conciliar ambos espacios, “…la gente con la que he estado trabajando, mis superiores han entendido, sobretodo los directores de la escuela donde estoy, que son los que toman la última decisión, entonces siempre han entendido la vida de un deportista”. En este grupo, el ser profesional no se asocia a la ficha económica que se recibe o si se vive del deporte, sino a qué puesto ocupa el deporte en su escala de valores, en cada esfera de su vida. Los deportistas se sienten profesionales en lo que hacen ya que dedican muchas horas al deporte, su rendimiento y esfuerzo son muy altos y siempre buscan resultados a partir de un gran compromiso con su equipo y entrenadores.
Cabe destacar que son las mujeres, al contrario de los modelos anteriores, las que se posicionan mayoritariamente en el modelo paralelo de trayectoria. Para ellas, ser profesional significa jugar a waterpolo al más alto nivel, en este sentido las jugadoras entrevistadas forman parte de un primer equipo que ha participado y ganado en torneos europeos, la Copa de la Reina, ligas nacionales, etc. Su palmarés de resultados acreditaban un alto nivel.
En el discurso de hombres y mujeres aparecen comentarios hacia la etapa de post-retirada, es frecuente encontrar discursos como, “te plantas con 30-35 años, intentan salir del waterpolo, pero saben que si salen, no sabrán que hacer…han de empezar de cero como cuando tenían 20 años”, o “yo siempre seguí con los estudios, porque después, por mucho que hayas sido campeón, la gente no te dará trabajo por ello… podía vivir del waterpolo y no lo hice…”. Por ello, cuando el modelo de trayectoria que se sigue es paralelo, aparece con más claridad la planificación de la retirada del deporte. Los deportistas no deciden retirarse cuando hay falta de resultados deportivos o cuando no tienen un nivel físico adecuado para poder jugar, sino a una toma de decisión meditada para realizar la transición, en la que se visualiza la retirada como un fase más de su carrera. En ese sentido la retirada, es voluntaria y se percibe positivamente (Alfermann y Stambulova, 2007).
Así pues, compatibilizar la carrera deportiva y académica o profesional es un claro facilitador para la inserción laboral posterior, junto al perfil de competencias que posea el jugador. En ese sentido los deportistas de este nivel manifiestan a través de la práctica deportiva haber desarrollado un conjunto de habilidades importantes hoy en día en el terreno laboral. La disciplina, responsabilidad, la organización del tiempo y el trabajo en equipo, desarrolladas durante los años de carrera deportiva son competencias claves que favorecen el desarrollo de una función laboral y la integración en equipos multidisciplinares. Cuando la inserción laboral es posible, el periodo de transición es experimentado de forma positiva. Normalmente las federaciones y clubs son conocedores de esas retiradas normativas, pero aún así, no diseñan programas específicos según la realidad del deportista que acompañen la transición del jugador en su proceso hacia la retirada. A modo de resumen la Tabla 2 presenta los modelos de trayectoria y el grado de relevancia que tienen, en cada modelo, los determinantes propuestos por Stambulova, Alfermann, Statler, y Côté (2009) en el proceso de transición y adaptación a la retirada deportiva.
Discusión
Los resultados muestran cómo las características sociales e individuales que envuelven las diferentes trayectorias deportivas hacen que la toma de decisiones durante la carrera deportiva posea elementos diferenciales y que el concepto ser profesional del deporte adquiera distintos significados según el momento y la situación deportiva que se esté viviendo. En su modelo, Wylleman y Lavallee (2004) señalan distintos aspectos de la vida de un deportista, sin embargo, no se aprecia claramente el carácter dinámico que tienen las trayectorias. Así como lo señalan diferentes autores (Grove, Lavallee, y Gordon,1997; Stambulova, 2007; Van Yperen, 2009) los deportistas deben buscar distintas estrategias de adaptación para asimilar las nuevas etapas (e.g., transición a profesional del deporte, transición a la retirada desde el deporte). Siguiendo esta idea, es posible observar diferentes tipos de identidad deportiva según el modelo de trayectoria en la que se esté. Es decir, si durante la retirada se presentan identidades más rígidas y más asociados a la vida competitva es más probable que el deportista tenga dificultades y emociones negativas durante la transición (Brewer, Van Raalte, y Petitpas, 2000).
Cómo hemos visto, en la práctica del waterpolo conviven tres modelos de trayectorias en los que el deportista se identifica con más o menos facilidad en un rol de trabajador del deporte. Las becas y fichas económicas que reciben de los clubs y federaciones (en los deportistas de élite) permiten que la práctica del deporte se asemeje a una relación laboral en la que el trabajo es el waterpolo. Es importante tener en cuenta que los deportistas que tengan una percepción más clara de la retirada deportiva pueden manejar de mejor forma la transición hacia una vida laboral alternativa (Torregrosa, Boixadós, Valiente, y Cruz, 2004), lo cual es más propio de modelos convergentes y paralelos. En los modelos lineales se percibe que su deporte y el espacio laboral son lo mismo, considerándose profesionales del waterpolo. Esta situación es positiva cuando el deportista está buscando el máximo rendimiento o quiere manterse en él. Las dificultades aparecen cuando el deportista se encuentra en la última fase de su carrera deportiva y se mantiene en este tipo de modelo, ya que no planifica su transición a la retirada. El deportista no compagina su vida deportiva con otros espacios laborales que le permitan una inserción posterior y muchas veces espera hasta finalizar la carrera para evaluar qué hacer en la siguiente etapa profesional.
Dependiendo de la fase en la que se encuentre el deportista y según la toma de decisiones que haya realizado los tres modelos pueden ser positivos. En este sentido, a lo largo de una carrera deportiva los modelos se pueden ajustar a las necesidades del momento, en algunos casos, deportistas que seguían un modelo de trayectoria convergente o paralela, abandonaban sus estudios y pasaban a desarrollar un modelo lineal de carrera deportiva, posiblemente debido al elevado costo de la compatibilización. En otros, el cambio puede darse en otro sentido al acercarse al final de carrera deportiva, pasar de un modelo lineal a uno convergente o paralelo. En este momento se visualiza la importancia de prepararse para una vida laboral alternativa fuera del mundo del deporte, tal como lo han señalado Torregrosa, Sanchez, y Cruz (2004). Otros estudios que han revisado las vivencias asociadas a la retirada deportiva (e.g., Cecic Erpic, Wylleman, y Zupancic, 2004, Kerr, y Dacyshyn, 2000; Stambulova, Stephan, y Jäphag, 2007) no han considerado las diferentes estrategias de abordaje que se pueden realizar dependiendo de la situación del deportista al finalizar su trayectoria a partir de un modelo lineal, convergente o paralelo, los cuales presentan distintos modos de conciliar, planificar y percibir la vida deportiva.
La limitación de este estudio se centran fundamentalmente en que los participantes son únicamente profesionales de un club de waterpolo, lo cual no permite generalizar estos resultados a todo el entorno deportivo, y en esta línea sería importante conocer la trayectoria segudia por otros deportistas, tanto en esta como en otras disciplinas. Otro punto a considerar es que, si bien es cierto, estos modelos aportan evidencia sobre la forma de afrontar la carrera deportiva, no señalan descubrimientos nuevos en las vivencias asociadas a la carrera deportiva, ya que sólo agrupa algunos fenómenos conocidos a partir de una forma diferente de entender las transiciones. Así como lo han señalado algunos autores (e.g., Lavallee y Wylleman, 2000; Pummell, Harwood, and Lavallee, 2008), creemos necesario seguir investigando las diversas transiciones que enfrentan los deportistas, y la presentación de estos modelos de trayectorias, es un aporte al proceso de adaptación contínuo que experimentan a través de los años. Por otra parte, nos parece importante tener más pruebas que permitan entender esta nueva forma de evaluar las transiciones deportivas, siendo necesario que otros estudios confirmen los aspectos facilitadores y obstaculizadores a la base de estos y otros modelos de carrera.
Conclusiones
Este estudio aporta antecedentes sobre el proceso de transición que experimentan los deportistas durante su carrera deportiva, complementando estudios anteriores (e.g., Wylleman y Lavalle, 2004; Stambulova, Alfermann, Statler, y Côté, 2009; Torregrosa, Boixados, Valiente, y Cruz, 2004). Describe algunas estrategias utlizadas en el mundo del waterpolo español, señalando diferentes dinámicas que viven estos deportistas al interior de un mismo deporte (Pallarés, Azócar, Korte, Ramis, Fuentes, y Torregrosa, 2009). Entrega información relevante de las variables que intervienen durante el proceso de retirada hacia la vida laboral fuera del deporte, entendiendo que esta será más fácil o más difícil, dependiendo del tipo de modelo de trayectoria que siga. Teniendo esto en cuenta sería aconsejable que el deportista que se encuentra en la fase de pre-retirada, contara con un asesoramiento que le oriente hacia modelos de trayectoria convergente o paralela para ir planificando el tránsito al ámbito laboral. Es decir, los programas de asesoría deportiva llevados a cabo en España como el Servicio de Atención al Deportista, del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat (Vilanova, 2009) o el Pograma de Atención al Deportista (2010) del Consejo Superior de Deportes, podrían considerar la diversidad de modelos de trayectoria y su influencia en la transición a una vida laboral alternativa. Dependiendo del momento en el que se diera ese asesoramiento podríamos hablar de un rol preventivo o reactivo, con el objetivo siempre de facilitar la adaptación a las transiciones, tal como apunta Stambulova (2009, 1994).
Agradecimientos
Se agradecen los aportes realizados durante la redacción de manuscrito a Alex, Saül, Violeta y Mauricio. Así también, este trabajo ha sido realizado en parte, gracias a una subvención del Consejo Superior de Deportes (10/UPB20/07) y otra del Ministerio de Educación y Ciencia (SEJ2007-64528).
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